Mar en calma

Decidiste mancharme de arena las pestañas
por todas las miradas cruzadas
y aún queda sal
de los últimos besos que nos dimos,
en estos labios que un día fueron más tuyos que míos
pues lo único que sabían de memoria
era tu nombre.

Para que lanzarnos al precipicio
si el agua ya nos llega hasta el cuello,
si hace tiempo que nos ahogamos en tierra firme
pues no hay océano más profundo que estos ojos que no conocen desierto alguno.

Primero te lanzaste tú o yo, que importa
nos tiramos sin calcular cuanto nos mataría la caída libre
pues han pronosticado tormenta
y mis salvavidas hace tiempo que permanecen pinchados...
y no hay parches que valgan.

La marea sube y no cesa.
Mar en calma, me digo, mar en calma.
Miento
para así salvarme
para así salvarlos
de esta tormenta que llegó a mí y no marcha
y sin embargo
tú, que huiste y no vuelves
eres el único salvavidas superviviente
al que me aferraba e iba a esconderme,
al que ningún parche le queda bien
pues es de talla única.

Si buscas un mar al que lanzarte
ven a buscarme,
prometo que la caída será inolvidable.

Pez resucitado.

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