Resquicios de luz

Hoy al despertarme mi ventana tenía vistas al infinito...
Hoy al despertarme mi ventana tenía vistas al infinito.
Mi cabeza ha dejado de dar tumbos y me ha preguntado bajito al oído : ¿ felicidad ?
Prestamos demasiada atención a lo triste, amargado y despreciable. Somos conscientes cuando nos rodea la soledad, nos abraza el pesimismo y nos consuelan las noches de llantos, pero no somos conscientes de la felicidad que a veces rebosa en nosotros. Nos zambullimos en la pena, como un pez que es devuelto al mar, y nos dejamos arrastrar por la marea.
Pero he decidido nadar a contracorriente.
Y no, las cosas no van mejor que ayer, yo no estoy mejor que ayer.... pero nado a contracorriente.
Porque quiero probar el sabor de la vida y que la felicidad me bese los párpados todas las mañanas, que me mime y me arrope. Apreciar y alzar su belleza, pero sobre todo ofrecerle el tiempo que me queda de vida para admirarla, para esta vez dejar en un tercer, cuarto y quinto plano la puta pena que siempre le quita el protagonismo que no se merece.
Hoy al despertarme mi ventana tenía vistas al infinito, y sentí la paz al ver que era otra luz la que iluminaba el camino.

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