Era nuestra canción, ¿recuerdas?
Yo la odiaba, la odiaba mucho porque cada vez que el coche se ponía en marcha y la radio a sonar, ahí estaba, cuatro o cinco veces al día. Al parecer las emisoras no renovaban el repertorio pues quizás estábamos predestinados a ella. Y así, en siete días se convirtió en nuestra canción, la cual no tenia nada que ver con nosotros, pues eramos felices y estábamos juntos, y quizás eso se convirtió en otro motivo para odiarla. Sabes, fueron esos siete días los que me hicieron abrir los ojos, los que nos permitieron divisar el horizonte de todo lo que estaba por llegar, que no era poco, que no era malo, que no iba a ser suficiente para todo lo que nos esperaba por vivir. Y yo lo sabía, pues apenas habíamos comenzado y ya estábamos despegando, estábamos despegando como esos cohetes que mandan a la luna y ven las estrellas, la tierra a sus pies y el universo para ellos solos.
Recuerdo que escribía mucho, escribía mucho de como me marcaron esos días, o quizás de como me marcaste tú, porque cielo, no tienes ni idea de todo lo que escondo dentro. De todo el amor que me queda por dar(te).
Y esa canción, que un tiempo fue nuestra, y siempre que la escuchaba me recordaba a ti, me partía de risa y me faltaban segundos para enviarte un trocito, esa canción que al principio no tenia ningún sentido y era absolutamente absurda, dejó de ser nuestra canción y comenzó a tener ese sentido del que un tiempo careció. Y las risas se transformaron en lágrimas y odiaba el tiempo, dejaba que pasase.
Y es que quizás si estábamos predestinados a esa canción, y esas dichosas emisoras solo nos estaban advirtiendo,
Era nuestra canción, ¿recuerdas?
Nos representa, nos recuerda, te recuerda.

Sigue siendo nuestra.


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